BLOQUE CRISIS
Desarrollar y discutir acerca de las posibles derivaciones de la crisis nos permite poder tener una capacidad para anticipar los contornos de la misma, ayudándonos en la construcción de estructuras y alianzas más eficaces tanto para la ofensiva anticapitalista como para el sostenimiento de nuestras vidas en lucha.
En un contexto como el europeo, situar y discutir las líneas de la tendencia de la crisis en sus distintas formas se vuelve indispensable.
Sabemos que a la crisis de los límites planetarios, se le suma una caída tendencial de la ganancia que desde los años setenta gripa la acumulación de capital y que este enfrentó con el arreglo espacial de la globalización y la huida hacia adelante de la financiarización. Pero el arreglo espacial empieza a colapsar dado el encarecimiento de la energía barata; en varios momentos de los últimos años hemos visto cómo se han producido rupturas en las líneas de suministro globales que han tenido un impacto en la subida general de los precios.
Ante esto, a distintos niveles de gobernanza hemos asistido a respuestas contracíclicas para hacer frente a algunos síntomas de esta crisis, así como para tratar de captar flujos financieros globales tanto a escala europea con los fondos Next Generation o en los EE.UU con el IRA. Del mismo modo, la incapacidad para relanzar el ciclo de acumulación capitalista hace prever que los proyectos extractivistas sobre el territorio vayan adoptando formas más agresivas y destructivas. Tampoco hay que dejar de lado el giro belicista de las políticas de la UE, tras la invasión de Ucrania y con la militarización de la frontera sur europea.
Sin embargo, lo que no sabemos es la velocidad del cambio y menos en la Unión Europea que retrasa sus efectos a través del colonialismo en el exterior y un bienestar de pacificación en el interior ante la creciente precariedad laboral y vital. ¿Hasta cuándo el gobierno se basará en el consenso, cuánto están dispuestos a gastarse por la paz social? ¿Cuándo volverá la austeridad?
Es probable que el extractivismo se exacerbe mucho más en el Sur que en nuestro Norte; no obstante, también aquí tenemos nuestras propias zonas de sacrificio turísticas, de agronegocio, mineras y energéticas. Se vuelve necesario prestar atención a las formas de desarrollo que adquiere el capital en cada territorio, para identificar las formas que puede adoptar la crisis en las distintas zonas del Estado.
Es por ello que queremos pensar esta cuestión y tener presentes los efectos sociales diferidos, las distintas velocidades del capitalismo en crisis modulado por la UE, en distintas regiones, ciudades, barrios y grupos sociales. Sirvan de ejemplo las llamadas movilizaciones grises, como los chalecos amarillos en Francia o las recientes movilizaciones agrícolas. Debemos ahondar en cuáles serán los campos de conflicto centrales a medio plazo y qué dispositivos y alianzas queremos constituir para luchar en ellos.
Las alianzas posibles, los bloques antihegemónicos por construir, las grietas de la sociedad de clases medias resultan todavía muy borrosos. Vemos fortalecerse el capitalismo rentista pero los gobiernos europeos todavía sustentan el acceso subvencionado a la propiedad, el empleo público así como los nichos proyectistas… y seguirán haciéndolo sobre bases socialdemócratas o de extrema derecha, ya que ambas sostienen la norma de consumo por el neocolonialismo y el apartheid de extranjería.
¿Debemos asumir que, hasta una profundización de la crisis, la gente que no accede a lo necesario para (sobre)vivir por las normas del mercado es una minoría, quizá un tercio? ¿Cómo ampliar el imaginario sobre lo que es vivir bien y nuestro derecho a hacerlo? ¿Es posible identificar algunos elementos de conflicto, a partir de la crisis, que puedan ser útiles para construcción de alianzas entre desclasados de clase media y excluidos? ¿O queremos centrarnos en el fortalecimiento de esta (gran) minoría que aquí y ahora no puede vivir dignamente? ¿Qué grietas sociales han empezado a abrirse de forma evidente y cuáles se nos están escapando, cuáles se convertirán en fallas? ¿Qué movimientos de lo real pueden anular y superar el estado de cosas existente?
¿Qué crisis, en qué campos de conflicto, con quiénes, en qué tiempos? Necesitamos analizar y compartir ideas e intuiciones sobre la crisis, y actualizarlas a tiempo real, si queremos tener un mapa que, aunque sea provisional, nos permita trazar las formas de la crisis por venir.